lunes, 25 de junio de 2012

Viaje por carretera






                     Ciudad por ciudad, viajaba cada mes de un lugar a otro, viendo todos los paisajes que podía y deseaba. En mi coche solo llevaba una maleta en la parte de atrás y una bolso no muy grande de viaje en el asiento del copiloto; lo cierto es que no me gusta mucho conducir, pero lo soporto. Cada treinta y un días paso tres horas en la carretera con el mismo casete de música, en mi coche azul celeste un tanto viejo y me dirijo a una ciudad que nunca he visto, me instalo en un hotel lo más barato posible, dejo mis cosas y salgo a conocer ciudad. Ya con 26 años y esto lo empecé hace dos, llevaré vividas más de ochenta horas así conduciendo. Pero no fue por el cansancio de esas horas ni porque se me estuviesen gastando los recursos por los que costearlo todo por lo que terminé.


Era mi primer día en Los Angeles y por tradición fui a un restaurante fino para después dedicarme a comer entre McDonald y Pizza Hut. Llegué a un italiano a las a fueras poco lleno pero tenía buena vista. Pedí unos macarrones 4 quesos, mis preferidos, y una fanta de limón.
En la mesa de en frente tenía a un chico también solo, me di cuenta que me miraba demasiado. Cuando pedí el postre me dijo:
- ¿Me das un poco?
- No te conozco...
- ¿Que más da? Ya me conoces, soy Jim.
- Yo Levin -se acercó a mi mesa y se sentó. No sé si será un loco, pero por la primera impresión no lo pareció -. Coge.
- Si, muy rico, lo cierto es que me encanta el helado de aquí, aunque prefiero el chocolate a la vainilla, Levin. - sonrió, sonreí. Tiene los ojos claros y pequeños, un poco tristes, porque el rabillo tira hacia abajo.
- Pero a este le falta las cositas de colores, nunca he sabido cómo se llaman.
- Bueno señorita, y ¿qué haces por aquí? Nunca te había visto, y suelo pasar mucho -todo lo dice con una sonrisa en la boca, hace que alguien que nunca haya hablado con él se sienta cómodo.
- Acabo de llegar, vengo de San Francisco.
- ¿Y eso? Yo nunca he salido de esta ciudad.
- Viajo mucho -ya nos acabamos el helado y le hice un gesto al camarero para que me tragese la cuenta. De repente se empezó a reír, descontroladamente, todo el restaurante nos estaba mirando-. ¿Te pasa algo?
- Que no te voy a dejar que pages tú, casi hemos comido juntos, porque te he estado mirando todo el tiempo.
- Bueno, no que quejo.
Salimos de aquel sitio y yo fui en dirección a mi coche. Él seguía en la puerta quieto hasta que yo llegué y abrí mi chatarra.
- ¿Ya te vas señorita? - gritó con los brazos abiertos en alto.
- Lo siento, pero es que tengo que ir a buscar hotel. Ya nos veremos - entré en el coche, fui a arrancar pero me di cuenta de que venía corriendo, así que bajé la ventanilla.
- No te lo permito. Acaba de irse mi compañero de piso y hay una habitación libre, ¿te gustaría ocuparla? - abrió los ojos y juntó las manos de forma que parecía que me lo estaba rogando.
- Hace quince minutos que te conozco.
- ¿Y qué? ¿No te he parecido simpático?
- Sí, sí, pero me enseñaron a no irme con desconocidos.
- Y a mí que no hablara con ellos.
- ¡Pues has sido tú el primero que ha roto la regla! -empecé a reírme otra vez a gran volumen.
- ¿Y tú no quieres ser la segunda? - me guiñó un ojo y se acercó más.
- Me tengo que ir, ya nos veremos.
- ¿Ni me das tu número? Así cómo nos vamos a ver.
- Prefiero que tú me encuentres.
- Ese será mi reto de la semana, de acuerdo.
- Ya nos veremos Jim.
- Hasta pronto señorita.


          Y no se cómo pero me encontró.
Desde ese día nos hemos visto los 20 que llevo aquí, nos hemos conocido a fondo. Le gustan los caramelos de limón, toca la guitarra, odia Halloween por una anécdota de pequeño y le encanta el sonido de mi voz. Cuando toca para mí, siempre se para a colocarme el mechón de mi pelo oscuro que se me cae detrás de la oreja para verme mejor mis ojos azules y yo le remango la camisa acercándome por detrás porque le da mucha rabia cuando se le cae y si no lo hago deja de tocar. Hemos ido a cinco conciertos juntos, a los grupos que a él le gustan y a mis cantantes preferidos. Fuimos amigos, pero un día alguien tocó a mi puerta, me pareció raro porque había tormenta y no había casi nadie en la calle. Entonces apareció él, empapado y con una bolsa, vestía una camisa blanca con los tres primeros botones desabrochados de forma que se le veía parte del pecho.
- Hola señorita, he estado pensando todas las horas en ti y que quiero que estés conmigo, por las noches no quiero estar más solo, y no hay mejor compañía que la tuya. Cuando te enseño la ciudad me encanta hacer de guía para ti. Cuando ríes, cuando te enfadas, cuando saltas y cantas como una loca y no hay quien te saque de tu mundo. Me encanta quedarme mirándote como el día que nos conocimos, comer helados contigo y llamarte señorita. Me alegra no haberte dejado escapar aquella vez, y no quiero hacerlo ahora. Dame una oportunidad, y trataré de hacerte feliz.
- Jim...
- Y si no, bueno, no sé por qué he dicho esto, no me hagas caso, Lev... -sin dejarle terminar la frase salté sobre él y le hice entrar en casa. Me dejó en el sofá y me obligó a que me fuese a vestir a mi cuarto y que no saliese por nada del mundo.
Fui y no sabía que ponerme, no suelen pasarme cosas así y no tenía ropa para la ocasión, pero entonces recordé, el único vestido que me serviría, de gasa rojo y vaporoso, nunca lo utilicé, no sé para que ni me lo compré pero era perfecto para ese momento. Me vestí, me maquillé, natural, y me peiné con el pelo al aire.
 Hasta que Jim me llamó para que saliera, las luces estaban bajas y en la mesa de comedor había dos platos de macarrones como los del restaurante italiano, él sabía que eran mis preferidos.
- Siéntate -y la vi, la pequeña Torre Eiffel entre los dos platos, le había dicho que el único sitio que realmente siempre había deseado visitar era París-. No me tienes que decir nada sobre lo de antes, después te decidirás, se que esas cosas se tienen que pensar bien, te lo he dicho muy de golpe.
- No me tengo que pensar nada, Jim -es cierto que me había sorprendido, pero lo he pasado tan bien con él este tiempo, mejor que con nadie-, ¿comemos?
- Sí -tuvimos un silencio, solo mirándonos a los ojos y sin ningún movimiento-, claro.
Y comenzamos, hablamos de cualquier cosa, se nos pasó el tiempo corriendo y de postre tuvimos helado de vainilla, con las cosas de colores que tanto me gustan.
- ¿No crees que son un poco infantiles?
- ¡No! Que a mi me encantan.
Cuando terminamos le dije que ya se tenía que ir y lo acompañé a la puerta.
- Levin, se me olvidaba -sacó un casete de la bolsa que traía-, tiene todas las canciones que hemos escuchado en los conciertos, y también algunas que grabamos con mi guitarra.
- Mejor no te vayas, quédate esta noche -le hice entrar de nuevo y sentarnos en el sofá-, es para mis viajes en coche, ¿verdad?
- Sí, para que cuando te vayas, no te olvides, se que ahora no podemos ser nada, porque te irás y yo seguiré aquí.
- ¿Por qué no te puedes venir conmigo? -me encantan mis viajes, no me podría quedar en ningún sitio mucho tiempo, me agobio con facilidad- iríamos los dos, escucharíamos este casete, verías muchos sitios...
- Para. No puedo estar de un lado para otro siempre, yo quiero vivir y tener una familia, algo más serio.
Me lo llevé a mi dormitorio y nos tumbamos en mi cama para estar más cómodos y poder hablar.
- Entonces, ¿qué vamos a hacer? -le dije.
- Tú eres quién se tiene que decidir, señorita.
No dijimos nada más esa noche, nos quedamos callados y pensando en lo que pasaría después. Yo estoy segura de que me dormí antes que él, lo conozco lo suficientemente bien para saberlo, se preocupa mucho por todo.

Al día siguiente me iba de nuevo y no había vuelto a ver a Jim desde aquella mañana, prácticamente no nos dijimos nada, no es incómodo con él, el silencio tiene su significado, pero ahora ese silencio me da vueltas en la cabeza. Tenía que volver a verlo antes de irme, no podía marcharme sin decirle nada, así que fui hacia su casa, pero antes de tocar a la puerta estuve un rato escuchándole, tocando la guitarra, era nuestra canción: Drive By, de Train. La letra cuenta que una chica se quiere apartar del chico, pero él siempre estará ahí y no la va a dejar escapar. Muy relacionada con nosotros. Acabó de cantarla y empezó con Shut Up-Simple Plan. Fui a llamar pero me di cuenta de que estaba abierta así que entré.
- Con que quieres que me calle, ¿no? - le dije refiriéndome a la canción.
- Eh, ¿qué? No, no te había escuchado llamar.
- La puerta estaba abierta -me fui acercando y me senté junto a él pero se levantó y fue a la cocina, entonces le seguí.
- ¿Quiere un café, Levin?
- No gracias, ¿ya no me llamas señorita?
- Claro -se le notaba que se estaba poniendo nervioso porque se le derramó el café de la taza, pero hizo como si nada y siguió-. Bueno, ¿y qué vas a hacer?
- Hoy mismo me voy a Seattle.
- Entonces esto es el adiós. Te sigo diciendo lo que me quedé con ganas aquel día. Me has dejado conocerte más que a mi mismo, y no soy de los que están confusos con su manera de ser. Gracias señorita.
- Ojalá pudiésemos estar más juntos.
- Sí. Bueno, pues por último te deseo que alguna vez vayas a París.
- Gracias Jim, allí sería el único sitio en el que no me agobiaría, podría quedarme toda mi vida allí.
- ¿Y por qué no? -en ese momento se le iluminó la cara y volvió a mirarme a los ojos como antes- ¿Por qué no nos vamos los dos allí? Estaríamos a gusto. Tú podrías ver la Torre Eiffel, y yo viviría en un lugar fijo, justo lo que los dos queremos.
- De acuerdo, Jim.
- Señorita, vámonos.
Llegamos a París, ¡a París! Cuando bajé del avión no me lo creía todavía, había esperado tanto estar allí. No me lo pensé más y fui hacia Jim.
- Ya estamos, señorito.
- No me llames señorito, tú eres la señorita.
- Vale -me reí a mi carcajada de antes, desde aquellos días no me reía así-. ¿Y ahora qué hacemos?
- Nada.
Se acercó a mí y me besó en la frente, creo que ya había entendido mi respuesta a todo lo que me dijo. Simplemente yendo allí con él. 

martes, 8 de mayo de 2012

Just sing

Más música que me rompa las cuerdas vocales, que me deje sin aliento, que haga me llorar y sonreír al mismo tiempo.
Voces que retumben en la sala y víbren los oídos, voces suaves y potentes.
Letras que cuenten una historia, una razón, un pensamiento, un sentimiento.
Instrumentos que suenen alto, que hagan que bombee el corazón y que el pulso suba.
Finales impactantes, frases memorables, estribillos fuertes, entonaciones seguidas de altas y bajas notas.
Creer que canto con talento solo intentando imitar algo que jamás podré llegar a reproducir.
Que mis piernas se muevan por si solas, que mi cabeza marque el rítmo.
Cerrar los ojos y que la música baile por mis venas y cree su propio sentido.
Temblar, que se me pongan los pelos de punta y un escalofrío me recorra todo el cuerpo.

sábado, 5 de mayo de 2012

Historia de un segundo.

Caminaron juntos, aunque separados por aquella eterna distancia de unos cuantos metros.


Estaba triste, pero también feliz, radiantes, gozoso por haberla visto, por sus rubores, por el regalo de su presencia, por el milagro de su amor.
Extraña palabra.
Extrañas sensaciones.
Tenía deseos de cantar, gritar, reír, llorar...




-El amor... no cuenta -musitó.
-El amor es lo más importante -dijo él.
Guardaron silencio unos segundos.




-¿No crees que esto empieza a ir un poco lejos?
-¡No puedo detenerme ahora!
-Estás loco.r
-¿Por qué? ¿Por tener sentimientos que demuestren que estoy vivo?


"Historia de un segundo" Libro

lunes, 23 de abril de 2012

Punto y final más nueva historia.

Llegué decidida a donde estaba y sin más demora, le solté:
+Eres un estúpido
-¿Que dices?
+Lo que oyes, me has hecho sufrir durante meses, me has hecho ser una tonta que no se daba cuenta ni de lo que tenia a unos centímetros de su frente, y que solo estaba allí por divertirse un rato, mientras que me hacías sufrir día a día y cada vez más. Pero también te doy las gracias.
-¿Y esto a que viene?¿Y por qué me das las gracias? No te entiendo, ¿y ahora qué es lo que pretendes decirme?
+Déjame terminar porque no aguanto más. Te doy las gracias por hacerme abrir los ojos y ver tu crueldad y la de los demás, por hacerme sentir mal para ahora saber que es pasar por esto, para ser cada vez mas fuerte de lo que no fui y que ahora soy, por hacerme comprender que lo que he mal gastado el tiempo contigo, un tiempo que podría haber estado riendo con otros y siendo feliz. Pero ahora en vez de llorar, lo que hago es decirte todo esto a la cara, ya no aguanto más a tu lado, al lado de alguien tan asqueroso. Gracias por última vez por hacerme ser más persona y comprender. -No podía retener más la rabia.- Después de agradecimientos, te digo que te vayas a la mierda. Espero que algún día tu también aprendas lo que es pasar por esto.
Me fui con paso firme y sin mirar atrás, pero supongo que se habría quedado pasmado tal y como estaba mientras que le decía todas esas... cosas. Por fin, me sentía bien, estaba segura que haber tomado la decisión que me llevó a hablar fue lo mejor que he hecho hasta ahora. Estaba libre, era una nueva persona, me había enfrentado a lo que más había amado y odiado. Ya soy yo, y únicamente eso, completamente, desde mí misma pensé que no solo hay un bache en el camino, encontraré trillones más pero ya he aprendido y sé que volveré a tropezar, pero me levantaré otra vez fuerte y con más experiencia de la que acabo de tener, algún día aprenderé que puedo tener algo mejor y no conformarme con lo que creí que estaría bien y que solo fue una atracción. Y ya ha acabado la miseria, ahora comenzaré a no fijarme tanto en ellos, sino en mí misma, en mi yo.
Seguí caminando y construyendo mi futuro.



lunes, 16 de abril de 2012

Eres tú quien decide.






















Tú tienes tu palabra y nadie más se la puede atribuir. Tú eres tu dueño, tu alma te pertenece, eres tuya. Tus opciones, la única persona que tiene la opción de rechazarla o aceptarla. Tú eres la reina de ti. Tú eres quien manda. La elección que importa es la tuya.
Más que nada porque nadie manda sobre ti, nadie decide si tu no quieres. Tus respuestas tienen un candado, y eres quien tiene la llave.



No creo que nadie no tenga ningún defecto.

Veo mis errores, he intento corregirlos, estoy en ese camino, el camino nunca acaba, nunca llegaré a no tener ningún defecto ni a ser perfecta. Los defectos, fuera, eliminarlos. Las virtudes, aquí se quedan, y a mejorarlas. 
Defectos. Virtudes...
.
Llegará el punto en el que las virtudes hayan aplastado a los defectos; ese día llegará, se que será dentro de mucho, ahora a potenciar lo bueno y a disminuir lo malo, pero estoy seguro de que llegará.
Seré la persona que quiero ser; esfuerzo, trabajo, constancia, fuerza de voluntad, ganas, etcétera.